Siempre he sido una persona enojada, pero ese enojo siempre ha sido momentáneo, de un ratito, más bien, como una explosión cuando algo memolesta, pero hasta ahí. No más.

No sé si lo que ahora siento es enojo, rabia o algo parecido, pero sí sé que algo de eso hay, y no es temporal, comienza a ser permanente. No sé si lo que en realidad siento es frustración contenida o acumulada. Sólo sé que tngo unas grandes ganas de sacar todo esto, así como un volcán hace erupción, quizás darme de golpes contra una pared... Por el momento, sólo puedo juntar unas letras y medio escribir.

Recién cumplí 23. Curiosamente, dos días después me dio por ver cuántos años tiene Saúl Hernández, líder de mi banda favorira (si no es la que más), Caifanes. Casualmente, a sus 23 años, sacó el primer disco con Caifanes, un disco bastante oscuro, y no por su similitud con The Cure, sino más bien por sus letras un tanto cargadas de enojo o ira. Leí un poco la biografía de Saúl, perdió a su madre a temprana edad y creció en un barrio del D.F. donde la vida es dura. Oyendo algunas canciones de ese disco, influenciado por el momento que atravieso, pensé: "ahora comprendo por qué sus letras son así, ahora comprendo su rabia, ahora comprendo..." Justamente comenzaba a abrazar ese sentimiento que muy pocas veces he tenido: rabia. Suelo ser enojado, pero de momentos, exploto y ya, nunca antes había sentido un enojo encausado ni proyectado, mucho menos tan profundo, fuerte e hiriente como el que ahora estoy sintiendo.

"Qué hacer cuando miradas no se encuentran?... Quién buscó abrigo en algún otro lugar?... Es posible que el frío vuelva con la edad..." Pertenece a "La Herida", algunas interpretaciones dicen que habla sobre la pérdida de los amigos, cuando las relaciones se dañan. Yo me pregunto: ¿y cuando se pierden los amores?, o mejor dicho, ¿y cuando se pierde el amor? También ahora entiendo por qué las letras tan oscuras de los Héroes del Silencio, tan cargadas de un cierto enojo proyectado en la música.

Quizás ahora, cuando el frío ha venido con la edad, cuando ya son 23, cuando ya se ha perdido más de lo que se ha ganado, cuando de verdad tengo ganas de mandar todo a la mierda, cuando no hay más que sinsentido, cuando por primera vez experimento una verdadera rabia, sea cuando comienzo a comprender muchas cosas, cuando comienzo a ver la vida como no la había visto antes, densa, oscura, pesada, fría, complicada, quizás comienzo a verla como la ven los adultos.

Total, siempre es la misma función, el mismo expectador, el mismo teatro... la misma soledad...

Escribo por no callar

Resulta que a veces se me da por ponerme a juntar algunas letras y ver qué sale. A veces se me cruzan algunas ideas que creo que sería bueno ponerlas por escrito, aunque el resultado sea -insisto- diferente a lo pensado.

"... a galeras a remar...", esa fue la frase que dio inicio a esta entrada. Me pregunté: "¿y qué rayos significa"? Se me ocurrió que quizás era algo así como "si no salió algo, ni modo, a buscar con otras cosas". Me di a la búsqueda en Google y vi que no andaba perdido en mis conjeturas, efectivamente ese es uno de los significados que tiene la frase, otros vienen dados por las galeras de los barcos hace unos seis siglos. Quizás sea más completo decir "y como yo no sé bailar, a galeras a remar".

A veces uno intenta cosas que no se dan, quizás porque no son para uno, quizás porque no deban de darse, quizás porque no se intentaron de la forma en la que tenían que hacerse, quizás por... quién sabe, el punto es que no se dan, entonces es cuando hay que ir a las galeras a remar. Particularmente, desde hace algún tiempo me siento así. a galeras a remar, o mejor dicho con ganas de mandar todo muy a la mierda (perdonen la grosería pero fue la única forma que encontré de decirlo sin que perdiera significado), que todo se acabe y quién sabe si algo vuelva a empezar...

Puntos suspensivos y silencio. No se me ocurre nada más, creo que todo quedó en el párrafo anterior.

Como dijo el genio argentino: "cuando el mundo tira para abajo, es mejor no estar atado a nada", quizás esa deba ser la forma de intentar las cosas nuevas que deben intentarse, tirarme de cabeza aunque la corriente me arrastre, y si no, pues a galeras a remar.

Sólo quería escribir algo.

Tenía ganas de escribir, así de simple, lo que se me ocurriera. Generalmente, cuando quiero hacerlo no se me ocurre nada, y cuando se me ocurre algo, le doy vueltas en la cabeza, pienso, lo redacto mentalmente, pero nunca lo escribo. Y suele ocurrirme a menudo, cuando me da por pensar nunca lo escribo, a veces porque el instante es inoportuno, y a veces no sé ni por qué, la verdad es que llevo años asimilando que tengo serios problemas para expresar lo que pienso, y si a eso le sumamos una constante desidia por escribir, el resultado es que dejo perder muchas cosas que nacen en mi mente, algunas banales, pero algunas tan importantes que bien podría considerarlas lecciones de vida, al menos para mí.

Hacía ya tres años que no rondaba estos lugares, por aquel entonces era una época bonita. Tres años después, me dio por darme una vuelta, a ver si salía la inspiración para publicar algo. Definitivamente, la inspiración no es la misma, así como tampoco lo son los motivos para escribir. Tres años de silencio por estos derroteros, quizás no sea tiempo perdido, creo que el blog tomará un rumbo muy diferente... la verdad, todo ha tomado un rumbo diferente... ya veremos qué sucede, y ya veremos si logro por fin conciliar mi yo pensador (últimamente más "sentidor" que pensador), con mi yo redactor. No ocupo la palabra "escritor" para no entrar en terrenos que, definitivamente para poder llegar, queda aún queda mucho por bogar.

Como dice la canción: "la tinta no secó y en palabras dije muchas cosas, pero en mi corazón todavía queda tanto por decir..."